martes, 13 de septiembre de 2011

Christiania

Seguro que la mayoría de los que me leéis habéis oído hablar alguna vez de una comunidad un poco hippie situada en la capital danesa denominada a sí misma la ciudad libre de Christiania. El nombre puede sonar algo religioso pero que no os lleve a error, es porque está situada en un céntrico barrio de Copenhagen llamado Christianshavn.
Puede que sea una de las comunidades más alucinantes de Europa porque representa un grupo bastante numeroso de personas que pueden vivir, o mejor dicho convivir, dentro de una ciudad tan importante del norte de Europa durante tanto tiempo sin que hayan conseguido expulsarles del sitio o al menos cambiar su forma de vida. Creo que lo mejor va a ser que empiece por el principio.


Christiania nace a raíz de que el ejército danés abandonara unos cuarteles situados en el centro de Copenhagen en el año 1971. Esos cuarteles, al estar sin uso, son ocupados por un grupo de gente que quiere un espacio libre donde sus hijos puedan crecer en libertad sin tener que estar condicionados a llevar la misma vida que llevan todos los ciudadanos que les rodean.
Así empieza a llegar gente para unirse a esta comunidad la cual tiene unas ideas muy claras sobre autosuficiencia, ecología, cooperativismo, etc. En definitiva, lo que pretenden es un modelo alternativo al que se está desarrollando en Europa en ese momento, más dirigido al modelo capitalista que hoy en día nos encontramos.
Consiguen que el gobierno danés les permita construir sus casas y ellos mismos empiezan a crear unas leyes propias con las que poder convivir en armonía y sin molestar a nadie. Hoy en día viven unas 1000 personas de todas las edades que, unos huyendo de su anterior vida la cual les oprimía o porque ya de por sí comparten los ideales más básicos, aguantan y no caen en las tentaciones de esta vida del siglo XXI dominada por los mercados.

Las normas que rigen esta comunidad son sencillas y de obligado cumplimiento para la gente que allí habita para poder desarrollar una buena convivencia. Principalmente van ligadas con la ecología. Por destacar alguna os diré que está completamente prohibido circular con coches dentro de los límites de Christiania y que el reciclaje es fundamental entre sus habitantes.
Una de las cosas que más sorprende cuando llegas a la frontera es que todas las calles asfaltadas terminan para empezar las que no tienen pavimentación alguna y en las que bicicletas o caminar son los únicos vehículos permitidos. Respecto al reciclaje, si paseáis un poco entre las casas, os daréis cuenta de que todas ellas se han hecho con materiales reciclados siendo así una de las comunidades más verdes de toda Europa.
Pero estas no son las únicas reglas de Christiania, el consumo de drogas duras, los robos o echar fotos son actividades que están completamente prohibidas y por las cuales pueden expulsar a cualquiera. Esta última yo me la salté un poco pero he de decir a mi favor que no me oculté para echarlas puesto que llevaba la cámara colgada del cuello y que al cruzarme con alguno de los habitantes, éstos no me dijeron nada.

En esta comunidad hay de todo, desde bares en los que se encuentra la cerveza más barata de Copenhagen (o por lo menos fue la más barata que yo pagué) hasta una zona para el recreo de los niños. Dentro de su recinto hacen exposiciones de arte, talleres, conciertos, etc. Hay varios artistas reconocidos mundialmente que han actuado aquí.


Hoy en día tienen una gran afluencia de turistas que quieren visitar Christiania intrigados por el modelo de vida que se desarrolla aquí y este filón lo han sabido aprovechar muy bien los habitantes de esta ciudad ya que han montado un mercadillo en el que se pueden encontrar bastantes productos de merchandising y otros que están muy relacionados con las drogas blandas, especialmente con la marihuana.
A este punto de la entrada quería llegar yo. Unos de los temas que más inquieta a sus vecinos es que dentro de Christiania se encuentra un auténtico mercado ilegal de marihuana y hachís en el que, alrededor de unos bidones con fuego (para calentarse), montan unos tenderetes con los distintos tipos de marihuana y hachís repartidos en cajas que van vendiendo tanto al peso como en porros ya liados. Pero hay que tener cuidado con esto porque en el momento que vuelves a pisar las calles de Copenhaguen, la policía te puede parar, registrarte y si te cogen con algo, multarte ya que son sustancias ilegales en el país.


Os animo a que vayáis a conocerlo porque os sorprenderá el colorido y forma de las casas, la tranquilidad de la gente, en entorno en el que está (junto a un lago todo rodeado de árboles), etc.
Espero que, como me pasó a mi, veáis directamente la vida de sus habitantes. Fue bonito ver como una niña muy pequeña ayuda a su madre a fregar los platos, como un vecino le lleva una tarta a otro, como todos se saludan cuando se cruzan por alguna de sus calles dando una sensación de comunidad que en una ciudad de las dimensiones de Copenhaguen o cualquier otra capital europea es cada vez más difícil, por no decir imposible, sentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...